¿Sabías que las mujeres que viven en zonas rurales representan más de un tercio de la población mundial? No solo eso, sino que además suman más del 43% de las personas cuyo principal medio de vida es la agricultura. Estas cifras no evitan que se encuentren en una situación de completa desigualdad frente a los hombres del entorno rural y las mujeres de las áreas urbanas: la discriminación propia de las comunidades en las que viven provoca que no puedan acceder en las mismas condiciones a la educación, a los servicios de salud o a la propiedad del terreno que trabajan y que queden al margen de la toma de decisiones. Llevan a cabo una labor, en definitiva, totalmente invisibilizada.
En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se celebró ayer 15 de octubre, se busca implicar a los Gobiernos y Administraciones locales para que atiendan las necesidades de las mujeres de las zonas rurales y fomenten un entorno que contribuya a su empoderamiento y participación plena e igualitaria en los planos social, económico y político.

En proyectos como el de energía renovable y agricultura de Bissora, en Guinea-Bissau, el empoderamiento femenino es fundamental. La imagen corresponde a la tabanca (aldea) de Unfarim.
El empoderamiento de la mujer es una de las piezas clave de los programas de cooperación que implementan Humana y sus socios locales. Un ejemplo son los clubes de agricultores, en los que se pone el foco en la plena involucración de las mujeres, de modo que puedan contribuir de manera visible e igualitaria en la toma de decisiones y en la administración de los clubes.
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